En el extremo sur del río Magdalena, en la cálida capital del majestuoso departamento del Huila, nació hace 26 años, Xiomara Viviana Casanova Mendoza, procedente de una familia humilde y amorosa.
A los tres meses de nacida, su mamá empezó a notar que Viviana no respondía ante algunos estímulos visuales como sí lo hacían otros niños de su edad, esto la motivó a solicitar diversos exámenes médicos que finalmente dictaminaron que Viviana tenía cataratas, es decir, que su visión era similar a que alguien puede tener cuando mira a través de una ventana empañada.
A partir de ese momento, exámenes, tratamientos, medicamentos e incertidumbre, fueron el pan de cada día para su familia, que sin embargo, siempre la acompañó y la rodeó con el mayor afecto y comprensión. Finalmente, a la edad de 20 años, Viviana perdió la vista en su totalidad a causa de un glaucoma.
Esta situación la llevó a enfrentar, desde muy pequeña, serias dificultades para adaptarse a la educación formal, mucho más en medio de un sistema que no estaba -ni está en su totalidad- preparado para brindar el apoyo y acompañamiento necesario para la formación y la permanencia académica de personas en condición de baja o pérdida total de la visión. Sin embargo, Viviana se mantuvo motivada y con ganas de aprender. Desde muy joven descubrió el gusto por la música y esto sumado a su condición de discapacidad visual, le permitió agudizar sus sentidos, permitiéndole conocer y enamorarse aún más de ella, ya que, fue hasta después de terminar su primaria en una institución para estudiantes con necesidades especiales, que, en medio de izadas de bandera, coros y rajaleñas, acompañada por docentes de apoyo, descubrió su talento para cantar e interpretar instrumentos.
En el año 2011, a sus 16 años, inició su camino a uno de sus grandes sueños, ingresar al Conservatorio de Música y Canto del Huila, donde, en medio de dificultades económicas, pero con el sacrificio y apoyo de sus padres, inició sus estudios de canto. Aún recuerda con algo de nostalgia, los momentos de alegría cuando el público la aplaudía y la reconocía por su talento vocal; no obstante, pasados unos meses, una pasión que venía de lo profundo de su ser, y que se manifestaba en medio de mutismos visuales, develó su pasión por el piano.
En el año 2015 obtuvo su título como Técnico Laboral por Competencias en Música, en el Conservatorio del Huila, sin embargo, cuando quiso continuar su formación e iniciar una licenciatura en música, se encontró con algunos obstáculos propios de educación tradicional, como los desplazamientos, el manejo de tiempo, los costos en manutención, entre otros que, en el momento para ella, eran imposibles de suplir.
Fue en ese momento cuando descubrió una nueva forma de aprender, una metodología dinámica que le brindaba la posibilidad de organizar su tiempo y estudiar desde cualquier lugar y en cualquier momento, una universidad en la que no había ningún impedimento para realizar su sueño de convertirse en psicóloga.
Hoy, en medio de una pandemia que desestabilizó el mundo entero, problemas de salud por causa de un glaucoma que continúa avanzando y poniendo a prueba su voluntad y resistencia, una situación económica difícil, acompañada de su progenitora, amiga y apoyo, se encuentra terminando su tercer periodo académico de Psicología, desempeñándose además como e-Monitora de “Bienestar Integral” destacada por su rendimiento académico y por su ejemplo la vida.
Hoy vive su vida en medio de coros, amenizando eucaristías y reuniones familiares que le permiten continuar persiguiendo sus sueños, nutriendo su vida y decorando sus imágenes mentales con notas musicales de muchos colores, entre ellos el de la persistencia, el amor por la vida y el éxito.