Rulber Gómez es egresado del programa de Administración de Empresas de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD. Cursó sus estudios en la penitenciaría San Isidro en la ciudad Popayán, Cauca; y nada lo hace sentir más orgulloso que haber sorteado todas las dificultades para culminar su carrera con éxito.

“Cumplir con las responsabilidades y los trabajos de la universidad en el INPEC es un poquito dispendioso. Muchas veces me tocó estudiar con un bombillito, o en medio del bullicio de la gente o de las circunstancias que se pueden presentar en una penitenciaría", comenta. Sin embargo, dice, “los imposibles no existen y ahí me di cuenta que si uno lo puede lograr estando allá, imagínese todo lo se puede hacer estando afuera”.

Su infancia y juventud

Doña Luz, la tía de Rulber, cuenta que ella, su mamá y sus tres hermanas se tuvieron que desplazar a Popayán, luego de que asesinaran a su padre y a su hermano. Así que, pese a todos los esfuerzos de la familia por ayudarlas, las condiciones siempre fueron difíciles y esas ausencias las marcaron para siempre.

Allí, en ese hogar, creció Rulber, rodeado de mujeres fuertes y valientes, quienes hasta el día de hoy, siguen animándolo para que continúe edificando sus sueños. Cuando terminó el bachillerato, y gracias al apoyo económico de su familia, se incorporó a la escuela de formación de la Policía Nacional, en Popayán. Finalizado el curso y ya con la posibilidad de emprender una carrera en la Institución, infortunadamente, y producto de las malas decisiones, cometió un error que lo llevó a la cárcel.



Su encuentro con la UNAD

El 3 de diciembre 2011 ingresó a penitenciaría. Pocos días pasaron para Rulber empezara a buscar alternativas que le permitan sobrellevar las nuevas condiciones en las que se encontraba. Es así que encuentra que hay un par de compañeros que están iniciando sus estudios en la UNAD y para enero de 2012 él ya estaba inscrito en la UNAD.

Dentro del INPEC, aparte de responder con los compromisos académicos con la UNAD, Rulber fue instructor en matemáticas y ciencias sociales, así que, mientras estudiaba su carrera profesional también aprovechaba el tiempo para ayudar a sus compañeros y tratar de enamorarlos del estudio. Más adelante ejerció como formador en el área artística, especialmente en la música, en los ritmos de música andina, chirimía y orquestas.

Según doña Luz, Rulber es un ejemplo para todas las personas dentro y fuera de los centros penitenciarios. “Él les brinda mucho apoyo a todos sus compañeros. Es una persona muy caritativa y amigable, que colabora mucho y está pendiente de los reclusos que llegan y los anima a seguir por el camino correcto”.

Y agrega, “lo más que amo yo en este momentico, es verlo libre, así sea por los permisos que le dan”. Le doy muchas gracias a mi Dios y a la virgen porque nos dio la oportunidad de que saliera adelante a pesar de las circunstancias y seguiremos con él adelante hasta donde podamos”.

Hoy, como Administrador de Empresas, y además siendo el mayor orgullo de su familia y el de su hijo de 19 años, Rulber tiene claro que este es solo el comienzo de una vida que creyó que se derrumbaba, pero que gracias a su convicción y compromiso logró sacar adelante. Tiene planes de seguir formándose y se ve administrando su propia empresa. ¿Quién dijo que era imposible?


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