Richard Larrota Castillo es un psicólogo Unadista que encontró en las personas privadas de la libertad y en los centros penitenciarios el insumo perfecto para iniciar un camino de aprendizaje en torno al comportamiento humano.
Con más de 20 años trabajando al interior del INPEC, halló en esta experiencia laboral, la oportunidad y el deseo por estudiar Psicología, el programa académico en la UNAD que lo ha llevado a obtener grandes logros en su trayectoria personal y profesional, pues en la modalidad virtual encontró no sólo una excelente opción de autoaprendizaje guiada por tutores, sino la orientación de su proceso y un deseo inexplicable por nunca dejar de aprender.
Fruto del estudio y de las vivencias laborales, hoy cuenta con cinco libros de su autoría, cuyo tema de análisis en la totalidad de ellos, es el comportamiento violento en los humanos, basado en entrevistas inéditas con asesinos seriales, que lo ubican como un gran conocedor en esta materia.
Sus inicios
Cuando solo tenía 21 años, Richard fue trasladado a Valledupar. Allí, en una de las cárceles considerada de alta seguridad y en un contexto de reclusión de presos como los hermanos Orejuela, jefes del cartel de Cali, Luis Alfredo Garavito, entre otros, se despertó en él un interés particular por encontrar una manera de cambiar la realidad, a partir de comprender esas realidades. Sumado a ello, ser testigo de un homicidio en este centro penitenciario lo llevó definitivamente a querer entender la complejidad de la condición humana y evidenciar sus motivaciones, intereses y reacciones en diferentes entornos.
En medio del descubrimiento de ese interés y dada su condición de dragoneante en el INPEC, la cual implicaba estar preparado para cualquier traslado repentino a otra ciudad, empezó a buscar una institución educativa en la que tuviera la posibilidad de iniciar su proyecto formativo sin dejar dejar de lado su trabajo y en la que sus eventuales desplazamientos no fueran un problema.
Fue así como en el año 2001 conoció la UNAD y se decidió sin pensarlo dos veces por el programa de Psicología, primero porque se sintió atraído por comprender la conducta humana dentro de los centros penitenciarios; además por el énfasis en atender las dinámicas del contexto y reconocer las necesidades sociales vigentes, y finalmente porque a partir de allí podía trazar acciones de incidencia positiva en el individuo y las comunidades con el fin de generar cambios significativos en la sociedad.
Apasionado con su carrera y contagiado por el ambiente académico Unadista, que imprimía en su día a día disciplina, autogestión del conocimiento, trabajo autónomo, rigurosidad y trabajo solidario; en el séptimo periodo escribió su primer libro: Psicología penitenciaria, en el que dedicó un capítulo a las Etapas Psicosociales del Individuo en Prisión.
Se graduó el 21 de diciembre del 2007, momento para el cual continuaba al servicio del INPEC con el valor agregado de interpretar esa realidad carcelaria desde una mirada profesional psicológica.
La UNAD le impulsó e hizo reconocer el valor de la educación y por ello continuó preparándose en los niveles de especialización, maestría y doctorado en otras universidades, con el fin de fortalecer su servicio de dragoneante e impactar positivamente a las comunidades carcelarias con quienes se relaciona. Hoy y paralelo a estas funciones, se desempeña como docente de universidades locales y nacionales.
Richard atribuye su crecimiento profesional a la disciplina y la capacidad de autoaprendizaje que apropió durante el tiempo de su formación profesional en la UNAD. De igual forma, asegura que su interés por compartir conocimiento psicológico y experiencia de las conductas del ser humano en el contexto carcelario colombiano se fundamenta en la metodología y el enfoque eminentemente social solidario que adquirió en la Institución. haber construido conocimiento junto a los tutores de la UNAD, dice, forjó en él no solo un gran profesional, sino el deseo de ser cada día mejor
Pero ni eso, ni nada lo detuvo en el sueño de hacerse profesional. Víctor encontró que lo mejor era ligar sus proyectos académicos con sus actividades dentro del campo laboral. Y fue así como para su opción de grado, desarrolló un proyecto aplicado que se llamó: "Fortalecimiento Organizacional de la Red de Productores Ecológicos de la Sierra Nevada de Santa Marta". Su diseño pretendía entender cuáles eran las necesidades para hacer que su empresa realmente pudiera agregar valor a las comunidades con las que trabajaba.
Desde entonces, hace 15 años, no ha dejado de trabajar en red con campesinos, indígenas y víctimas del conflicto armado de la Sierra Nevada de Santa Marta dedicados, dedicados al cultivo de café, cacao orgánico, apicultura y turismo comunitario, propiciando entre las familias de sus grupos asociados beneficios sociales y económicos a través de la potenciación de procesos de producción y comercialización que ayuden y garanticen estabilidad la calidad de vida y sostenibilidad de los ecosistemas de la Sierra Nevada de Santa Marta.