En mayo de 1987 en la región del Sumapaz, en el municipio de Fusagasugá, Cundinamarca, nace esta bella historia. Se trata de Edwin Carranza Flores, una persona con discapacidad visual, estudiante de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD que llegó hasta aquí, dice él, “por cosas del destino”.

Sucedió a finales del año 2018 cuando el presidente de la Fundación Sentir para ver, de la cual él forma parte, hablaba de las facilidades académicas que ofrece la Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD, para las personas con discapacidad visual.

Aunque la idea de estudiar en la UNAD era que todos sus amigos de la Fundación se matricularan para apoyarse entre sí, fue Edwin quien se matriculó sin saber cómo sería su proceso académico, guiado solo por la motivación de adquirir conocimientos que le permitieran mejorar sus posibilidades y así mismo las de su comunidad.

Fue así como en el primer semestre del año 2019, a sus 30 años de edad, se matriculó para el programa de Comunicación Social en la UNAD en la Zona Centro Bogotá Cundinamarca.

Su pasión por los medios de comunicación, su don de gente, su inmenso deseo por ayudar a solucionar las necesidades de su comunidad, su interés en los temas sociales, en especial, el de resaltar las virtudes y habilidades que poseen las personas, fue lo que lo motivó a tomar la decisión de estudiar. Tal fue su empeño ese primer semestre, que obtuvo una beca por parte de la UNAD.



Actualmente, Edwin realiza una investigación que busca mejorar el proceso académico de los futuros estudiantes con discapacidad visual y así, trabajar de la mano con la universidad, a fin de optimizar el acceso a algunos recursos digitales, facilitando el aprendizaje autónomo, y contribuyendo a la excelencia de la UNAD en cuanto a la oferta académica diseñada para esta población.

El impacto social de este proyecto de investigación, va a permitir visibilizar y dar respuesta a las necesidades que se presentan en el proceso académico de las personas con discapacidad visual. En consecuencia, estos estudiantes se convierten en ciudadanos activos que ponen sus habilidades, conocimientos y sensibilidad social al servicio del bienestar colectivo e integral de sus propias comunidades.

Así es como Edwin logra avanzar en sus estudios, e incluso, desarrollar nuevas destrezas, pues es un convencido de que una aparente discapacidad se puede convertirse en una habilidad excepcional.

Edwin nos enseña, que la determinación y la fuerza dentro del corazón, es lo que nos hace ser una luz en medio de la oscuridad, y que esta luz está puesta al servicio de la comunidad, así como él mismo lo dice: “Cuando se quiere se puede y las limitaciones solo están en la mente”.


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