Humilde, sonriente y capaz, así es Islena Rey Rodríguez, una mujer campesina nacida en 1957, defensora de Derechos Humanos, ambientalista y líder social, atributos que la han convertido en un pilar de transformación.

Islena nació en los llanos orientales, en una finca llamada “La Mamona”, allí creció junto a sus padres, de quienes vive orgullosa y agradecida. Su padre era de origen alemán y su madre era de origen indígena, “un híbrido que a me enaltece sobre todo por lo de indígena”, dice Islena.

Su padre falleció a los 48 años y gracias a él, Islena es hoy quien es, pues su padre era su mayor referente político y social, pues era él quien le contaba historias de la guerra bipartidista, le narraba cada detalle entre los liberales y conservadores, pues, el señor Diego Rey, era un hombre amante de la política y le gustaba mantener informada a su hija de cada detalle para que aprendiera cómo era el sistema político del país.

El perder su casa y salir de su tierra natal a causa del conflicto de 1948, se convirtió en el arma y la fuerza para salir adelante y apoyar a cientos de familias que viven la misma situación. A su padre lo amenazaron para que abandonara su finca, a fuerza de que si no lo hacía la casa sería incendiada con toda su familia dentro. No lo pensó dos veces y salieron hacia Villavicencio.



Ya ubicados en la capital del departamento del Meta, Islena estaba motivada a estudiar Sociología. “Quería entender el por qué nos mataban”, menciona con determinación, y aunque al final eligió estudiar Comunicación Social con énfasis en Comunicación Comunitaria en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD, Islena nunca abandonó su deseo de obtener un título que le permitiría continuar con su vocación ayudar a las personas.

Así que, en 1995, logró su sueño y emprendió una apuesta profesional por visibilizar las realidades de los territorios olvidados, entender sus problemáticas y trabajar, en conjunto con las propias comunidades, en las posibles soluciones. El impacto que ha causado a nivel nacional e internacional es tan grande, que ha recibido diferentes reconocimientos por su labor, entre ellos reconocimientos por parte de la Policía Nacional, la Asamblea, el Gobierno Departamental y el Congreso de la República de Colombia. Además, internacionalmente recibió el premio a “La defensora del año” y el premio “Peranger”, entregado por el Gobierno Sueco.

“Recibir estos premios me dan emoción y me motivan para continuar en mi labor y seguir ayudando a más personas”, cuenta Islena entre una sonrisa.

Para Islena la UNAD ha sido una oportunidad muy grande, no solo para su formación en educación superior, sino como líder, pues gracias a la metodología aprendió el valor de trabajar en equipo, la inclusión, la empatía y el sentido de pertenencia al que hace alusión con su gran amor por la Universidad.


Más Historias